¿Tienes un pañuelo?
Araceli se metió las manos en los bolsillos del baby buscando algo, no lo encontró, miró debajo del pupitre y tampoco. Volvió la cabeza y se cruzó con mis ojos, hizo una bocina con las manos para que no la oyeran y me dijo flojito:
¿Tienes un pañuelo?
Araceli era lista, no la más lista, pero siempre sacaba ochos. Su padre era pescadero: un señor muy grande, muy gordo, con los ojos de sapo y mucho dinero, porque su puesto era de los más grandes del mercado.
Yo estaba perdida, Araceli sabía que sería abogada.
Saqué un pañuelo sobado que tenía en mi bolsillo y se lo acerqué. Ella cogió una esquina que metio en la nariz dando vuelta a derecha e izquiezda hasta que despegó los mocos secos que la molestaban. Luego lo dobló con cuidadito y me lo devolvió.
-Gracias- me dijo.
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2 comentarios:
Un relato breve muy gráfico, casi puedo ver el pañuelito arrugado. me gusta leer tus cuentitos y ver las entradas de tu blog.
ARVIKIS
Un relato como la vida misma y con esa introspección
del mundo infantil tan especial de Begoña.
Muy Bien
Javier
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